En marzo del año pasado McKinsey, una de las empresas de consultoría con mayor influencia en México publicó un estudio que ocasionó muchísimo revuelo y fue bastante discutido entre la comunidad empresarial en nuestro país, en donde ellos básicamente establecen que en México tenemos una economía que crece a dos ritmos.

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Por un lado, la economía de un México batiente con empresas muy productivas, de clase mundial, contando con alta tecnología, que compite en los mercados globales y con universidades que egresan más Ingenieros que en Alemania.

Y por otro lado el México de las “formas antiguas” donde encontramos empresas muy poco productivas, con tecnología obsoleta y en donde una gran parte de estas empresas se encuentran fuera de la economía formal.
McKinsey subraya que en las empresas modernas la productividad ha tenido un crecimiento anual aproximado del 5.8% mientras que en las empresas tradicionales ha caído a un ritmo del 6.5% anual.

Tal pareciera entonces que en realidad no solo vivimos en una economía que crece a dos ritmos diferentes en cuanto a productividad se refiere, sino que más bien, tenemos dos tipos de compañías que “jalan” al país en direcciones totalmente opuestas, una hacia el crecimiento y otra hacia el retroceso.

Si analizamos bien las cifras y “sumamos” estos porcentajes hacia la alza y la baja, de manera general, el INEGI reporta un claro declive en la productividad de las empresas mexicanas de 1990 al 2011

Las razones y causas de por qué unas empresas crecen y otras no, son muy extensas. Que si el gobierno, que las condiciones del país, que los apoyos, la mentalidad del empresario, la falta de emprendedurismo en el país, y podríamos debatir interminablemente sobre el tema.

Sin embargo, es importante recalcar, que una de las principales razones es la falta de acceso a crédito razonable y competitivo, mientras que las empresas nacionales de primer nivel, pueden acceder a créditos con tasas que compiten en el mercado global, las pequeñas y medianas empresas no pueden, el crédito al que pudieran aspirar es sumamente caro y escaso, el diferencial entre unos y otros es de hasta el 60% en intereses anuales, por lo que invertir en tecnología moderna, mejores instalaciones, certificacioinstante, entre otros es mucho más difícil….. más no imposible.

Pero demos un vistazo a ¿qué es lo que hacen las empresas altamente productivas? ¿Cómo es que logran un mayor y más rápido retorno para sus inversionistas? ¿En qué se enfocan?

Pues bien, dicen los expertos que éstas se enfocan en siete temas primordialmente, que son: La correcta selección y realización del producto a comercializar; el uso de la tecnología moderna a todo lo largo y ancho de sus organizaciones; el desarrollo y retención de su Capital Humano; las condiciones de trabajo adecuadas y seguras; la calidad en su producto; el costo y las ventas.

Y cuando hablamos del costo, nos referimos al control del costo directo e indirecto, hay una serie de gastos ocultos que normalmente no medimos y que pueden poner en riesgo la productividad y la rentabilidad de nuestras empresas.

Para saber si nuestros esfuerzos en este rubro están siendo lo suficientemente robusto, es importante que reflexionemos en los siguientes puntos y que honestamente nos respondamos a estos cuestionamientos:

• Cómo estabilizamos los precios en commodities tales como el Acero, Plásticos, Alambre, Cable etc.
• ¿De dónde se abastecen nuestros proveedores?
• ¿Qué tan flexibles son? Importan? ¿Almacenan?
• ¿Qué tan modernos somos para comprar, qué metodologías utilizamos, cómo los ponemos a concursar y cómo hacemos el análisis del costo final?
• Ayudamos a comprar a nuestros proveedores
• ¿Los capacitamos?
• Ayudamos a nuestros proveedores a desarrollar a sus proveedores?

En fin, debemos de hacernos todas las preguntas correctas, para llegar a las respuestas correctas y asegurarnos de que nuestras empresas formen parte de ese México moderno.

Si controlamos el costo, controlamos la venta, nos volvemos más rentables y ésta, amables lectores es la escalera, que sin duda alguna nos llevará hasta el cielo (sin pasar a mejor vida).

Deseándoles un gran mes y el mejor de los éxitos en todos sus proyectos.