El COVID-19 ha sido por mucho el evento más impactante en las cadenas de suministro en más de un siglo, no solo porque afectó la forma en que las personas trabajamos y convivimos, sino porque fue un fenómeno global que cortó la demanda y el suministro al mismo tiempo.

Jesús Campos, director ejecutivo de APICS Capítulo México.
» Jesús Campos, director ejecutivo de APICS Capítulo México.
Cada persona podrá sacar sus aprendizajes personales y laborales de esta grave crisis, pero hay un tema que las organizaciones deben atender de forma prioritaria y es la relación con los proveedores.

En múltiples medios especializados se ha mencionado que un área que se fortaleció en esta crisis fue la cadena de suministro, ya que muchos colaboradores y directivos, tomaron consciencia de que su empresa es parte de un ecosistema más grande y que la fortaleza de su organización depende del eslabón más débil de su cadena.

La crisis causada por el COVID-19 nos hizo darnos cuenta de algunas deficiencias en la gestión de la relación con los proveedores: En general, no sabemos quienes forman nuestra cadena de suministro más allá de nuestros proveedores directos. No sabemos a que riesgos están expuestos jugadores clave de nuestras cadenas. No tenemos visibilidad sobre los riesgos que impactan nuestro suministro. No tenemos planes de contingencia para situaciones que podrían anticiparse. Nuestros contratos comerciales no nos dan toda la protección que necesitamos. No tenemos definidos canales de comunicación alternos en caso de un evento catastrófico.

¿Qué debemos hacer?


Como resultado de estos aprendizajes, es necesario que replantemos la forma en que gestionamos la relación con los proveedores, y esto implica al menos realizar los siguientes pasos:

1. Segmentar claramente a nuestros proveedores, desde el Tier 1 hasta el Tier que sea necesario. Esta segmentación debe basarse en al menos dos grandes criterios, su impacto en la continuidad del negocio, el número de fuentes de suministro disponibles, y los riesgos asociados con cada una de las fuentes.

2. Gestionar a los proveedores de acuerdo con la segmentación anterior. Esto implica definir los tipos de contratos, los planes de gestión de riesgo, los niveles de comunicación y colaboración, así como los indicadores de desempeño.

3. Atender de forma prioritaria aquellas situaciones en las que existe un elevado riesgo de interrupción del negocio mediante el desarrollo de nuevos proveedores, nuevos materiales o métodos de trabajo.

4. Aceptar que el trabajo colaborativo con los proveedores es una gran inversión para la fortaleza de nuestro negocio

¿Qué debemos evitar?


Como consecuencia del COVID-19 algunas empresas están pensado en este dicho, “No busco quien me lo hizo, sino quien me lo pague”, y quieren transferir a sus proveedores todas las pérdidas presentes y todos los riesgos futuros mediante el uso de contratos leoninos o la coerción. Es claro que este camino solo puede dar resultados en el muy corto plazo.

Las crisis deben sacar lo mejor de cada empresa y cada organización, encontrar forma de apoyar y apoyarnos dentro de nuestro ecosistema debe ser un objetivo prioritario, reconstruir juntos nuestra operación y salir fortalecidos es una oportunidad que no debemos dejar pasar.
Hoy más que nunca, debemos trabajar en equipo.