La interconexión entre sistemas, personas y máquinas está dando paso a modelos productivos más adaptativos y orientados al valor.
En este escenario, el papel de los sensores industriales se ha vuelto determinante. No son simples dispositivos de medición, sino generadores continuos de datos valiosos que alimentan algoritmos de IA capaces de inferir tendencias, diagnosticar problemas incipientes y sugerir ajustes precisos al instante. En México, donde la industria de la manufactura es uno de los pilares más importantes de la economía al representar alrededor del 20% del producto interno bruto (PIB), según el portal de estadística Statista, esta tecnología representa una oportunidad estratégica. Y es que tan solo en 2023, ese sector atrajo una inversión extranjera directa superior a los 18 mil millones de dólares estadounidenses y empleó a más de 9.7 millones de personas.
Desde termómetros industriales hasta detectores de proximidad, cada dispositivo cumple una función específica, pero en conjunto generan un ecosistema de información útil para automatizar decisiones. De hecho, la empresa de inteligencia y asesoría de mercados, Mordor Intelligence, proyecta que el mercado de sensores industriales a nivel mundial alcance los 41.55 millones de dólares en 2029, creciendo a una tasa compuesta anual del 8.69% durante el período previsto (2024-2029), debido a la demanda de automatización, mantenimiento predictivo, integración del IoT y eficiencia energética en diversas industrias.

La ciberseguridad, una prioridad en el entorno actual
La ciberseguridad, sin embargo, se convierte en un aspecto indispensable dentro de este nuevo entorno hiperconectado. A medida que las plantas adoptan tecnologías conectadas y sensores inteligentes, la superficie de ataque también se amplía. La protección de la información generada por los sensores, así como la integridad de los algoritmos de IA que procesan estos datos, se vuelve una prioridad. Cualquier vulnerabilidad podría tener consecuencias severas en términos de producción, reputación e incluso seguridad física.
Por región, de acuerdo con el Panorama de Amenazas Corporativas de Kaspersky, entre octubre de 2023 y octubre de 2024, se bloquearon 268,3 millones de ataques de malware, incluyendo 262,3 millones de intentos de phishing, más de 1,3 millones de troyanos bancarios y alrededor de 560,000 ataques de ransomware, siendo la manufactura y los servicios de TI los más afectados. Ahora bien, las industrias no solo deben estar listas para detener los ataques, también su arquitectura debe ser resiliente, para poder aislar un elemento que ya fue afectado por un malware, evitando así, que se propague. Posteriormente, debe tener la capacidad de restablecerse operativamente en tiempo reducido.
Otro de los retos importantes es la capacitación del talento humano. Los colaboradores deben aprender a interactuar con sistemas inteligentes, interpretar sus resultados y tomar decisiones fundamentadas en análisis avanzados. En nuestro país, este proceso de reconversión laboral representa un desafío estructural, pero también una gran oportunidad para formar una nueva generación de profesionales en tecnologías de vanguardia.
En ese contexto, el estudio Empleos en auge 2025 de LinkedIn: Los 15 empleos de más crecimiento en México refiere que entre las profesiones con mayor crecimiento en el país se encuentra el cargo de Especialista en Arquitectura TI, responsable de diseñar, implementar y supervisar la infraestructura tecnológica de las organizaciones para asegurar eficiencia operativa y ciberseguridad, una posición especialmente demandada en Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey, núcleos clave para la industria nacional.
En definitiva, el porvenir y competitividad del sector manufacturero mexicano dependerá en gran medida de su capacidad para adoptar las innovaciones emergentes, pero con visión estratégica, sin descuidar aspectos esenciales como la protección de datos, la capacitación profesional y la equidad tecnológica. Más allá de la implementación de sensores o el despliegue de IA, lo que está en juego es la sostenibilidad, modernización y ciberresiliencia del modelo industrial mexicano.