Conforme nos adentramos al 2015, prácticamente comenzamos a estar inmersos en el contexto político de nuestro país, a raíz de las próximas elecciones federales y estatales que tendremos en Nuevo León y en México. Es una oportunidad para exigir a nuestros gobernantes mayor transparencia en el ejercicio de los recursos, sobretodo tener una mayor participación ciudadana dentro de nuestras comunidades.

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Para nadie es un secreto que la situación que vive México resalta problemas y déficits de nuestra vida política. Hoy en día lamentablemente, la corrupción es un elemento funcional no solo de la política nacional sino de la cultura en México. Así lo reconoció el propio Presidente de la República hace algunos meses en una entrevista televisada.

Desafortunadamente, la corrupción involucra a todos los sectores, comenzando las nuestras autoridades, nuestros gobernantes, funcionarios públicos, la clase política, cuerpos de seguridad, grupos empresariales y la sociedad en general.

Quien no conoce su historia está condenado a repetirla, llegué a leer hace algunos años. En nuestro país, el sistema político y su justicia selecta ha sido controlada por la naturaleza del sistema mismo, cuyo funcionamiento descansa en la institución presidencial, instancia que como todos sabemos toma todo tipo de decisiones.

Por otro lado, en el sector económico pareciera ser que México está destinado a no crecer. Al principio del año pasado, en el 2014, todo parecía que íbamos a tener un 2014 prometedor. Las reformas legislativas del 2013, dispararon las previsiones de crecimiento para el año 2014 hasta en un 4.2%. Sin embargo, a pesar del optimismo de todos los sectores, nos dimos cuenta que la generación de resultados en los sectores energéticos, de telecomunicaciones y financieros, necesitarán un mayor plazo para surtir efecto. Para muestra es que nuestro crecimiento económico en el 2014, ni siquiera llegó a la mitad de lo previsto (1.8%). El PIB de México ha crecido en promedio 2.4% anual entre 1982 y 2013, un resultado no sólo bajo, sino bastante mediocre. Si a eso le sumamos que desde mediados de 2012 el crecimiento se ha reducido considerablemente e incluso estancado (el PIB en 2013 creció 1.1% mientras que en 2014 ha crecido 1.8%), podríamos llegar a la conclusión de que México no está creciendo.

No obstante para el 2015, el curso del año que está iniciando, sobre todo en el primer semestre, los mercados globales tendrán que hacer los ajustes necesarios a los dos grandes impactos actuales; el Primero, la caída en el precio del petróleo y Segundo, el final de la expansión monetaria del banco central de Estados Unidos. México, no tendrá otra opción sino adaptarse a las nuevas condiciones impuestas por estos dos nuevas sorpresas, no tenemos otra opción.

El petróleo llegó a tener un precio por arriba de los 100 dólares el barril y ahora está en 40 dólares, lo cual impacta de manera directa a los ingresos del gobierno.

Ante el crecimiento económico de los Estados Unidos, se espera una mayor demanda de productos manufacturados en nuestro país. Hoy en día el 60% de los productos manufacturados en México, se exportan. Esto por ende tenemos la expectativa y el positivismo de mucho de nosotros en que nuestro país pueda crecer, por lo menos más, que el año pasado. La implementación correcta de las reformas aprobadas en México permitirá acelerar el crecimiento anual del PIB hasta en 1.5 puntos porcentuales por año en la próxima década, estima la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).

Esperemos que la caída de los precios del petróleo y la baja en la recaudación por concepto de las exportaciones petroleras, obligue a la Secretaría de Hacienda a no incrementar la deuda y ajustar su gasto de cuenta corriente, y no prefiera incrementar los impuestos a los pocos contribuyentes que ya estamos cautivos (38% de la Población Económicamente Activa del país).

Esta historia ya la vivimos en 1982 y en 1995, ojalá aprendamos de ella y podamos hacer de México un país mucho más próspero, y que este 2015 sea una oportunidad para que la sociedad en México tenga mayor participación ciudadana de nuestro país, de esta forma creceremos como ciudadanos y como nación.