Cada entidad federativa crea y tiene sus propios mecanismos para atraer la inversión extranjera y por ende incrementar las fuentes de empleo en las distintas entidades federativas del país.

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No obstante, independientemente de los factores para que se lleven a cabo las nuevas
inversiones tanto extranjeras como nacionales; algunas de estas entidades requieren de esfuerzos diferentes. ciudades como Guadalajara, Monterrey o la Ciudad de México requieren de otros esfuerzos en comparación con otros estados del país, menos favorecidos.

El éxito o fracaso en la atracción de inversiones extranjeras en una entidad determinada, no reside en los promotores, gobernadores, secretarios, subsecretarios o directores de las distintas Secretarias de Desarrollo Económico de cualquier entidad; si no en la localización de los clientes y en las cadenas de abastecimientos principalmente, amén de mencionar la experiencia con aquellas empresas que ya cuentan con operaciones en una región determinada.

Los mejores promotores en cualquier entidad federativa del país son las empresas mismas, que ya se encuentran establecidas en la región y no sus funcionarios.
Es un requisito sin qua non, que exista una transferencia de tecnología, derrama de conocimiento y desarrollo de habilidades en la planta productiva que sea producto del establecimiento de firmas extranjeras dentro de una región geográfica determinada, para lograr un efecto de valor agregado y que cause una mayor competitividad en la región.

México ha tenido en los últimos años, una recepción importante de IED, cuyo promedio supera los $23 mil millones de dólares al año, siendo un índice alto de recepción de capital extranjero, comparado con los países de Latinoamérica. Por lo anterior, es necesario tener un marco regulatorio y productivo que permita que las nuevas empresas se integren en las economías locales y detonen el desarrollo de las ya existentes, incrementando por consiguiente la competitividad no solo de las compañías, sino de las economías locales y la región.

Competencia

Hoy en día, las entidades en México ofrecen incentivos muy similares. Los programas de entrenamiento dirigidos a las empresas potenciales a invertir –training programs- son otorgados en la gran mayoría. La temporalidad comienza a partir de un mes hasta los tres meses, según sea el caso y el monto del proyecto.
Por otro lado, los incentivos fiscales son prácticamente abolidos, ya que en virtud de que la gran mayoría de éstos, son impuestos federales, no se tiene un incentivo en ese rubro más allá de los programas sectoriales que ofrece la Secretaria de Economía Federal, como lo son los PROSEC´s, IMMEX, APRIIS entre otros.
En ese tenor, a lo más que se puede aspirar es a la eliminación del impuesto sobre nómina –ISN Estatal- el cual no representa un factor determinante “deal breaker” para el fomento a la inversión extranjera. En otros países de Asia, India o inclusive de la Unión Europea, las exenciones fiscales superan inclusive los cinco años.

Hoy en día las empresas multinacionales buscan no solo mano de obra barata, sino que buscan también un ingreso a los mercados nacionales y a sociedades consumidoras de nuestro país; de la misma forma aprovechando la red de Tratados Comerciales que nuestro país tiene, principalmente el TLCAN, y México termina siendo una plataforma directa al mercado norteamericano.

Mayores incentivos

En conclusión, el mayor incentivo continuará siendo la infraestructura y cantidad de proveedores localizados en su cadena de abastecimientos, en determinada zona geográfica. De la misma forma será importante que el beneficio que representa la atracción de inversión extranjera, deberá tener un sentido o bienestar social dentro de las comunidades.
Mientras no exista un desarrollo económico acompañado de uno social ad hoc a las comunidades, va ser lo mismo que llenar un vaso de agua con un orificio en el fondo, no va a tener ningún sentido.. Ya que los beneficios no se reflejarán en la población... ¡Así son las paradojas de la vida!