Los recursos de petróleo crudo y gas que posee México son muy importantes, y su adecuada y eficiente explotación es fundamental para apalancar el desarrollo económico y social, así como para garantizar la seguridad energética, la cual, actualmente está sustentada en importaciones significativas de gasolinas, gas natural y petroquímico.

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Los cambios estructurales buscan conseguir la seguridad energética que permita satisfacer las necesidades crecientes de la sociedad mexicana, en términos de cantidad, calidad y precio, tanto de combustibles como de productos petroquímicos. Este objetivo fundamental deberá lograrse en un ambiente global de caída en los precios del petróleo y de inestabilidad.

Para lograr los beneficios de la Reforma Energética, se ha establecido un ambicioso programa de desarrollo de infraestructura inserto en el Plan Nacional de Infraestructura 2014-2018 (PNI), cuyo porcentaje de avance estará directamente relacionado con el éxito de la instrumentación de la reforma y la creación de condiciones favorables para la inversión privada nacional e internacional.

Los 3.9 billones de pesos proyectados en el PNI para el Sector Energético, representan 50% del total de inversión en infraestructura establecido en el programa.

En forma específica, el PNI prevé una inversión público-privada para la construcción de 17 gasoductos, y en fecha reciente se anunció la cancelación del proyecto de la refinería de Tula, que será sustituido por otras inversiones prioritarias.

Petróleos Mexicanos (Pemex) describió un plan de reconversiones en diferentes refinerías (Salamanca, Salina Cruz, Tula), con un techo de hasta 15,000 millones de dólares hasta finalizar el sexenio.

En otro segmento de esta industria, el de las gasolineras, la apertura a nuevos competidores requerirá la construcción de una red de distribución y almacenamiento, ya que la infraestructura de Pemex está saturada.

Esto último representa una gran oportunidad para industriales mexicanos que, por sí mismos o asociados con comercializadores extranjeros, deberán estar listos para cuando puedan instalarse los expendios al público, en 2018.

La apertura del sector apoyará la inversión tanto en actividades de exploración y explotación, como de transformación de hidrocarburos, petroquímica, transporte y almacenamiento, así como de generación eléctrica.

La implementación exitosa de esta iniciativa deberá efectuarse con inteligencia y estrategia, para motivar la participación de los inversionistas y lograr los objetivos de inversión establecidos, ante el escenario económico de baja en el precio del petróleo a nivel global, y el nacional, con los temas sociales que pueden afectar la calidad de las inversiones esperadas.